Sinopsis
Pelu, treintañero, es proyectorista de un cineclub municipal y sobrevive con un magro salario. Ante la disyuntiva de ser despedido, acepta convertirse en sereno nocturno y, debido a giros desafortunados, termina viviendo clandestinamente en el cine acompañado por las películas que revisa cada noche.
Adaptado a su nuevo hogar, Pelu inicia la formación de una pequeña comunidad que habita el cine tras el horario de cierre. Se trata de un grupo de “naranjitas” (aparca coches informales) a los que deja dormir allí y que, con el tiempo, devienen sus amigos más cercanos, y de Vale, una ex-compañera que usa el espacio para grabar videos de su canal de OnlyFans. La precaria condición económica en que viven también es parte de una crisis generalizada que amenaza con cerrar el cine y pone en riesgo su pequeña comunidad.
Sobre su producción
Unos meses después de la asunción de Milei, cuando todavía pensábamos más en lo que estábamos perdiendo que en cómo reconstruirnos, un llamado nos dio la chance de hacer una película con poco dinero. Para que esos fondos acotados se conviertan en película fue absolutamente necesario que un pequeño grupo de grandes amigos acepte la invitación y se sume a trabajar en condiciones sumamente artesanales, pero con la convicción de que el apego al cine, como forma de vida, es algo que no nos pueden quitar. Nuestra película es una ofrenda para ellos y para nuestro Cineclub Municipal, ese baluarte que nos congrega. Esta película es nuestra forma de atravesar el presente, de resistirlo como podemos, a los tumbos, con errores y desconcierto, pero procurando estar juntos.
Sobre LA NOCHE ESTÁ MARCHÁNDOSE YA
La crisis económica de un cineclub provoca que uno de los proyectoristas sea despedido de su trabajo, aunque se le ofrece una alternativa: trabajar como el sereno nocturno del lugar. Ese punto de partida permite a los directores Ramiro Sonzini y Ezequiel Salinas desarrollar algo que plantean desde el inicio, con un paralelismo con la película Los tallos amargos de Fernando Ayala: instalarse en la densidad que hay en esa vibración entre la oscuridad y la luz en una sala de cine, vibración extendida más allá de sus límites. La fotografía en blanco y negro, a veces de un claroscuro de extremismo abstracto y otras plena en grises de realismo penumbroso, es menos una estética que un territorio en el que hay una pantalla invisible que se mueve entre lo real y lo imaginario, lo político y lo pictórico, lo arcaico y lo contemporáneo. En un juego logrado de extender el placer de la sala de cine, la película encuentra una poderosa dimensión dual cuando los haces de luz del proyector de cine o de la linterna del sereno coinciden en mapear distintos pasajes de un mismo territorio de exploración.
Sus juegos de espejos entre pantalla y platea parecen empujar a definir a La noche está marchandose ya como una cruza entre Goodbye Dragon Inn (2003) de Tsai Ming-liang con La vida útil (2010) de Federico Veiroj, filtradas por el increíble documental How I Fell In Love With Eva Ras (2016) de André Gil Mata, sobre la proyectorista de una sala en Sarajevo que vive en la cabina del cine.
Sin embargo, no es otra película del cine dentro del cine, encerrada en su propia endogamia, porque lo real aparece más bien palpable, no como un referente fantasmático, sino casi como documento. En su juego algo perverso de ficción anclada en lo real, la casi totalidad de la película transcurre en el edificio donde funciona en Córdoba el Cineclub Municipal Hugo del Carril y en sus alrededores; incluso hay algo testimonial, documentando el estado de reconstrucción del edificio que hizo cerrar recientemente al cineclub durante una temporada. Pero además, en ese pulso de lo real (aunque no del realismo) gran parte de las personas que hacen la película, delante o detrás de cámara, también trabajan o participan de la comunidad de ese cineclub. A todo esto, además de un homenaje a la historia y potencia puntual de ese cineclub y su comunidad, fundamentales en la cultura cordobesa y nacional, la película está hecha de un entramado cinéfilo que señala distintas direcciones reales. En sus citas a películas y libros puede haber algo de nostalgia, pero una que se aleja bastante de exponentes como Cinema Paradiso para acercarse a zonas sentimentalmente más ambiguas, como la original y paradojal forma de la encrucijada contemporánea entre la vigencia del streaming con la subsistencia del cine que se plantea en la película. Aunque cualquier parecido con la realidad es pura cinefilia.
DIEGO TREROTOLA
Ficha técnica
CP Gong Cine, Punto de Fuga Cine
Dir G DF M Ramiro Sonzini, Ezequiel Salinas
P Pablo Piedras, Eva Cáceres, Magdalena Schavelzon, Ana Lucía Frau, Ezequiel Salinas, Ramiro Sonzini
DS Atilio Sánchez (ASA)
DA Julia Pesce
AD María Aparicio
E Octavio Bertone, Juana Oviedo, Rodrigo Fierro, Fabián Costa, Lionel Castelli, Alejandro Alvarez, Martín Emilio Campos
BIO
Ezequiel Salinas es realizador y director de fotografía. Dirigió los cortometrajes Suquía (2019) y Mi última aventura (2021) junto a Ramiro Sonzini.
Ramiro Sonzini es realizador, montajista y crítico de cine. Dirigió junto a Ezequiel Salinas el cortometraje Mi última aventura (Mejor Película Competencia Internacional BAFICI, Espiga de Plata SEMINCI 2021).