Sinopsis
Las cartas muertas son aquellas que no llegan a su destinatario ni regresan a su remitente. Cartas resucitadas evoca esas correspondencias truncas para redimirlas. Milagrosamente, alguien escribe.
Sobre su producción
Una mañana de mayo de 2024, como muchas otras veces, acudí a las cartas de Narcisa Hirsch en busca de consuelo. Al rato me enteré de su fallecimiento.
En el correo, a las cartas que no pueden ser entregadas a su destinatario ni devueltas a su remitente se las llama muertas. Pensé en cartas muertas, cartas perdidas, cartas a tiempo y a destiempo, cartas imaginarias: todas aquellas en las que la comunicación se interrumpe. Me preguntaba por esas correspondencias truncas. Y entonces me resultó imposible no pensar en Narcisa Hirsch. Desde el momento en que vi sus películas y leí sus cartas, las pienso. Pienso en lo fugaz y en lo efímero que puede ser un encuentro, y en cómo aprendemos a vivir con eso.
Como experimento, me propuse hacer una carta Frankenstein: fragmentos de las cartas de Narcisa convertidos en una carta ficcional. Esta carta fue el disparador de esta película, que es también, en cierto modo, una búsqueda de redención, un intento por resucitar cartas muertas. Imágenes, sonidos y palabras que me llevan a pensar en las despedidas, en los encuentros, en los desencuentros, en la memoria, en el consuelo y en la redención.
Las imágenes fueron grabadas en distintos momentos y por distintos motivos. Los audios pertenecen a conversaciones reales e inventadas. Las palabras, algunas me pertenecen y otras las tomé prestadas de Narcisa, a quien le estoy infinitamente agradecida.
Sobre CARTAS RESUCITADAS
El género epistolar se expande como una moda en el mundo del cine. Así como otras generaciones escribían cartas para expresarse y comunicarse, hoy el registro con nuestros teléfonos celulares o camaritas baratas nos resulta natural. Registro o creación: la imagen es tan maleable como ha sido la caligrafía en su época. Si a eso le sumamos la falta de pudor que caracteriza estos tiempos, el cóctel está servido. Las cartas, originalmente privadas, se hacen públicas. Florecen por todos lados las correspondencias entre directores y directoras, se proyectan, para quien quiera ver, sus momentos de intimidad.
Está ese texto-comodín de Francois Truffaut: “El cine del futuro será mucho más personal, como una novela individual y autobiográfica, una confesión, o un diario. Los jóvenes cineastas se expresarán en primera persona y contarán lo que les ha sucedido….” Lo que en Francia en los sesenta parecía deseable, también puede funcionar como la señal de cierto ensimismamiento. Cómo filmo, quién soy, qué hago con lo que me tocó, qué se juega en lo que observo. En sus peores versiones, puede parecerse a un descargo autoindulgente.
Florencia Bugnot, directora novel, es hija de su época, resulta evidente. Sin embargo, hay algo silvestre y poco domesticado en cartas resucitadas. Si muchas veces el género epistolar está tomado por las ideas y las conceptualizaciones, lo que hace Bugnot es dejarse llevar por un trance que mezcla tiempos, sonoridades, voces, sin dejarse atrapar por un sentido unívoco.
Tampoco se preocupa por el virtuosismo y la prolijidad. No es esta la tarjeta de presentación de una cineasta que trata de demostrarnos todo lo que puede hacer. Más bien pone en escena de manera frágil un pensamiento poco hilvanado, disperso, sobre todo generoso. Lo que escuchamos –pedacitos de voces por WhatsApp, o el texto que llega en subtítulos– no responde a una primera persona fuerte en la que se acaba el mundo, sino a un collage de su círculo íntimo, familiar y de amistades, abierto también a la presencia fantasmal de Narcisa Hirsch: Bugnot dice que las cartas de esta cineasta experimental fueron el punto de partida de su trabajo.
Hay hilos de los que tirar, podrían extraerse de esa maraña algunas narraciones. Incluso podríamos comparar qué filma ella y qué filma Hirsch. Podríamos hacer muchas cosas. Todas y cada una romperían ese sentimiento apacible que nace de estos siete minutos, estas cartas que piden en voz baja nuestra amistad.
LAUTARO GARCÍA CANDELA
Ficha técnica
Dir P G DF DS M Florencia Bugnot
C Florencia Bugnot, Pedro Insúa
E Gladys Darico, Cecilia Nadeo, Matilde Néspolo, Ramiro Pérez Ríos, Liliana Calviño, Daniel Bugnot, Florencia Bugnot
BIO
Florencia Bugnot es fotógrafa y realizadora audiovisual. Estudia Licenciatura en Artes Audiovisuales en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Entre algunos de sus proyectos se encuentran la fotografía del corto Hallarse (2020, Lucía Benavente), que participó en el MDQFF 2019, en el Fauna 2019, y en el Festival Internacional de Vídeo & Dança 2020; y la fotografía de Relapso (2020, Lucía Benavente) semifinalista en el Best of LatAm Short Film Festival.