Sinopsis
Debajo del barrio Ciudad Oculta, hay otra ciudad donde habitan los muertos. Luego del asesinato del joven futbolista Iki Dosantos, su amigo Jonás tiene recurrentes sueños con él. Jonás deberá encontrar la forma de cruzar a la ciudad de los muertos y cerrar asuntos del pasado que aún lo unen a Iki.
Sobre su producción
Hace trece años, fui por primera vez a Ciudad Oculta. Un grupo de adolescentes había creado una murga y ensayaban en un potrero con bombos prestados. Yo, que solo iba a sacar unas fotos, terminé aprendiendo los pasos del desfile y bailando mi primera matanza. Desde entonces, gracias a la Murga “Los locos no se ocultan” hice de todo: filmar películas, mezclar cemento, servir leche chocolatada, escuchar, acompañar mudanzas, convivir, hacer amigxs, bailar matanzas, despedir amigxs, pintar murales, pelear con la policía, organizar festivales, hablar con vecinxs, festejar cumpleaños, correr de tiroteos, discutir con políticos, compartir asados, conocer gente fabulosa y hasta construir un centro cultural. Un poco de todo eso, fue lo que me llevó a realizar Ciudad Oculta.
La realización de esta película fue el resultado de la colaboración de diversas grupalidades: las productoras Oculta Cine y Pensar con las manos, el colectivo Antes Muerto Cine, la Murga “Los locos no se ocultan” y la Asociación Civil Cultura Oculta. Luego, lo colectivo se unió a lo comunitario, una condición necesaria para Ciudad Oculta, lo que generó una producción no convencional plagada de amigxs, familiares, vecinxs, referentes, organizaciones barriales y cómplices autoconvocados. La otra condición necesaria fue, sin duda, la política de fomento del INCAA.
Sin embargo, el choque de dos realidades contrapuestas como las que dicta el Estado Nacional y las que se viven en los barrios populares requirió construir una compleja ingeniería social en la producción de la película. Las políticas de fomento audiovisual (y del Estado en general) no están hechas para las villas, ni tampoco para las personas que viven ahí. Los requerimientos elitistas del Instituto, de los Sindicatos y de diversas otras instituciones que intervienen en una producción con
subsidio industrial como esta, eran incompatibles con realidades que habitan la informalidad, que dependen de planes sociales y que no cumplen con los requerimientos que el Estado exige, muchas veces, de forma intransigente. Minoridad llegó a objetar que el rodaje se realizaba en un entorno peligroso para las infancias… ¡cuando todos los menores vivían en la Oculta!
Si esta película fue posible, fue gracias a que se produjo fuera de los parámetros normales, incluso en contra de ellos, obedeciendo mucho más las ideas de un grupo de jóvenes murgueros que los de unos burócratas de escritorio.
Sobre CIUDAD OCULTA
Un drama social atravesado por lo fantástico; un thriller situado y territorial; la historia de un grupo de jóvenes de un barrio periférico. Quizás la mejor manera de describir Ciudad Oculta sea, como sus títulos iniciales lo enuncian, un berretín, donde los muertos llaman desde el más allá, atascados en otra Oculta subterránea a la que se ingresa por las instituciones de encierro.
Tras la muerte de Iki, la ansiedad de Jonás se acrecienta. Busca refugio en Xina, Franki y La Flaca, con quienes comparte esquina y pasión murguera. En sueños y pasajes nocturnos, los amigos fallecidos se hacen presentes, difuminando los límites entre realidad, mundo onírico y fantasía. Jonás decide acudir al llamado de su amigo muerto. Para eso necesita hacer comunidad, agruparse con los suyos y reencontrarse a sí mismo.
En el berretín rioplatense de Bouzas, los carontes son uniformados violentos —como Gatillo, el villano repulsivo— que rondan cerca y profundizan la sensación de encierro. Conviven bombo y lentejuelas, katanas asesinas y un vestuario entre kitsch y futurista, sin perder la impronta del barrio; resuenan ecos del cine de Adirley Queirós. Con desparpajo murguero, el film se hace cargo del género: allí donde asoma el cliché, irrumpe lo fantástico. Ciudad Oculta es precisa en su composición formal –un universo visual de planos calculados y un diseño sonoro omnipresente–, con reminiscencias de un relato clásico por antonomasia, el descenso al inframundo. Sin embargo, toma iconografía de lo popular sin manosearla ni entrometerse. Su aspereza proviene de la rugosidad del contexto, donde la mortalidad juvenil por la violencia o la ausencia del Estado forma parte del día a día, pero no expone de manera burda a la clase social que retrata, a contrapelo del amarillismo fetichizante de los medios, replicado en tantas producciones audiovisuales contemporáneas, que imponen un relato ajeno, forzado o espectacularizante. Por el contrario, la película acompaña a sus protagonistas con empatía y luminosidad, incluso en los claroscuros tenebristas que recuerdan a los planos de Pedro Costa.
Para los jóvenes de la Oculta hacer mundo es afirmar identidad y ayudarse entre los propios para salir del espiral que se repite como signo del descenso. Suena el bombo, y a contar la memoria popular: entre pasos de “matanza”, bailar en el templo de Momo es existir con alegría frente a la muerte.
CANDELARIA CARREÑO
Ficha técnica
CP Oculta Cine, Pensar con las manos
Dir Francisco Bouzas
P Maria Laura Buslemen, Francisco Bouzas, Andrea Testa, Francisco Marquez, Luciana Piantanida
G Francisco Bouzas, Luciano Salerno
M Josefina Llobet
DF Julian Babino
DS Hernan Higa
DA Joaquín Maito
V Tatiana Mazú González
Mus Juan Ibarlucía
E César Languidey, Ezequiel Martino Dosantos, Belén Ramírez, Nelson Pereira, Liz Lovera, Fernando Gonzalez
BIO
Francisco Bouzas realizó el Máster en Creación coordinado por la EQZE, UPV, SSIFF Y Tabakalera CICC. Es licenciado de la Universidad Nacional de Artes y ha participado como director del Berlinale Talents BA.
Su película Los locos no se ocultan (2015) se presentó en Ciudad Oculta en una función para 500 vecinxs. La cuarta dimensión (2018), su ópera prima, fue estrenada y premiada en el 20 BAFICI.
Sus películas se han programado en festivales, muestras y salas de países como Argentina, Austria, Brasil, Bolivia, Chile, Estados Unidos, México, Sudáfrica y Japón. Pertenece al colectivo Antes Muerto Cine.