Sinopsis
Los últimos años de Leonardo Favio son capturados a través de los ojos de su hija en un viaje íntimo y revelador. Mientras Favio recrea su obra maestra con Aniceto, remake de Este el romance del Aniceto y la Francisca…, las entrevistas entre padre e hija desvelan una rica historia de creatividad, legado y profunda relación. En este documental, la cámara es testigo silencioso de la interacción entre Favio y su hija, ofreciendo una mirada privilegiada a la mente del artista y al hombre detrás del genio.
Sobre su producción
Sobre HABÍA UNA VEZ UN MAGO
Ver a Leonardo Favio. Verlo dirigir un rodaje. Ver cómo da indicaciones muy precisas a los actores, cómo habla con su director de fotografía, cómo explica a sus colaboradores de qué va el film. Y ver cuando observa con amor a su hija, que le devuelve la mirada con la misma ternura. La película se llama Había una vez un mago porque, en efecto, así es como lo ve Salomé Jury. Así es retratado. Como si se tratara de un cuento para niños: si existiera un género híbrido que cruzara el registro documental con el cuento de hadas, esta podría ser su película emblemática.
Favio y Salomé se tratan de usted, que es la manera de mostrar cariño, en el ámbito de la intimidad, en algunas regiones de Colombia (allí donde la familia se instaló luego del golpe militar de 1976). Para ellos resulta natural y seguramente no se dan cuenta pero, enunciada con un tono inconfundiblemente rioplatense, esa manera de dialogar suena extraña y bella, como si padre e hija se divirtieran jugando a ser personajes inventados.
El documental alterna esas conversaciones amorosas con momentos del rodaje de la que será la última película de Favio: Aniceto (2008). Se trata de una especie de remake, en clave de danza, del viejo El romance del Aniceto y la Francisca que el propio director había realizado en 1966. Pero, en rigor, no es simplemente volver a hacer una película que ya se había hecho. En diversas oportunidades, Favio contó que seguía corrigiendo mentalmente sus películas una vez terminadas; no tanto para corregir supuestos errores sino porque eso le permitía seguir trabajando en ellas. Como si quisiera llevarlas con él para siempre.
Ahora, al final de su vida, volver a sus inicios de cineasta es una manera de regresar al pueblo de su infancia, en Luján de Cuyo. De ahí, entonces, el acento nostálgico que impregna las anécdotas y las reflexiones. La transmisión de un legado: no traicionar el propio origen, vivir con dignidad y ser fiel a las convicciones. Habrá que agradecerles a Salomé Jury y a Oscar Frenkel, directores de este documental, que nos permiten disfrutar una última vez de Leonardo Favio.
La película termina como corresponde: con el final del rodaje de Aniceto. El director marca el corte de la última toma y todos aplauden. Él se emociona y recibe el afecto del equipo: uno por uno, pasan y se abrazan. Ellos lo felicitan y él les agradece el trabajo. Favio está feliz. Entonces se entiende por qué un equipo de filmación es una comunidad utópica que dura unas pocas semanas, entregada a una ceremonia que viene a agregar algo nuevo al mundo. Y si el que dirige es Leonardo Favio, se entiende por qué se trata de una experiencia mágica.
DAVID OUBIÑA
Ficha técnica
Dir María Salomé Jury, Oscar Frenkel
P Oscar Frenkel, Javier Leoz, Nestor Mazzini
Entrevistas María Salomé Favio
M Ximena González
DF Gabriel Miguel
DS Camila Ruiz Díaz Odena
PPS Matías Calzolari
BIO
María Salomé Jury tiene experiencia en cine, teatro, televisión y fotografía. Fue meritoria en la película Gatica, El Mono, de Leonardo Favio. En 2006 dirigió El blus del diarero y el backstage de Aniceto. Había una vez un mago es su primer largometraje.
Oscar Frenkel trabajó en TV y cine, creando más de cien videoclips. Dirigió Negro y El origen de la tristeza y creó la serie Animal que cuenta. Dirige Avellaneda Filma y Universo Favio en el municipio de Avellaneda.