Sinopsis

En la cima de su carrera, Lina, una profesional de la moda de treinta y cuatro años, se deja llevar por un impulso repentino después de recibir un prestigioso  premio en Suiza. De vuelta en Buenos Aires, no dice nada sobre lo sucedido, algo en ella cambia: silencioso e invisible, desentraña sutilmente un pasado que creía haber dejado atrás.

Sobre su producción

Las corrientes es una película que se gestó a lo largo de ocho años. Tuvo una etapa de escritura de guion exhaustiva, meticulosa, en la cual los libros de ficción fueron una fuente de inspiración y de diálogo constante, pero a su vez las lecturas sobre salud mental, romanticismo, moda y sobre la idea de desaparecer en esta sociedad fueron documentación clave en esta historia que se estaba desarrollando.

En el guion aparecen muchos detalles sonoros y visuales que funcionaron como una guía precisa para la etapa de pre producción.

Con bastante antelación me junté con los jefes de cada área y, por etapas, a lo largo de un año, nos pusimos a trabajar. Esa etapa es el momento en el que todo es posible aún, y fuimos definiendo que la cámara iba en trípode, que los detalles donde la protagonista detenía su mirada eran importantes, que ciertas locaciones tenían que ser atemporales en contradicción con los exteriores de la ciudad, que la casa de la madre era táctilmente fría, que los grises ponderaban en la casa de la protagonista. Entre otras cosas, definimos elementos importantes como un bordado, una maqueta de habitación de adolescente. 

Se buscó y se encontró el leitmotiv musical; lo necesitábamos sí o sí antes de empezar el rodaje. 

Y lo más importante de esta etapa fue el casting: trabajamos con tiempo para encontrar a la protagonista y al resto del elenco. Para mí es primordial el ensayo con los actores y, para ello, se requiere tiempo. Fueron más de tres meses de ensayos con Isabel, la protagonista. Lo interesante del trabajo con ella es que al ser mendocina y vivir en París, había algo particular en el habla, tuvimos que trabajar mucho la voz. Lo hicimos con una coach. Hubo un trabajo técnico de acento y fue interesante pensar la voz como punto de partida en la búsqueda del personaje.

En este extenso periodo de preparación antes de la preproducción oficial, creo que se fue gestando y definiendo la película, un tiempo que me permitió llegar al rodaje pisando más firme y con algunas certezas. Cada película es un mundo, creo que en Las corrientes quedan plasmados los tiempos de escritura y el trabajo previo al que me refiero.

Sobre LAS CORRIENTES

De manera insospechada, Las corrientes de Milagros Mumenthaler reactualiza buena parte del ideario de la tradición del cine tanguero. No hay tangos canción, y los pelos engominados brillan por su ausencia, pero hay esenciales: Buenos Aires, nostalgia, la huida de los suburbios, el viaje del éxito a Europa y una herencia de clase y filial dejada atrás a cambio de las luces de los barrios más fifí de la ciudad. La protagonista de este drama del desarraigo, la anclada en una clase social que no es suya, es Catalina, o “Lina” para su esposo, su suegra y toda esa gente de la alta aristocracia donde se mueve como un pez en el agua, hasta que deja de hacerlo.

La cotidianidad pesa, la maternidad, la vida conyugal y el trabajo se apelotonan como agua súbitamente estancada. Y es justamente el agua lo primero que arrastra, en todo sentido, a la protagonista. Así comienza el dominó de rarezas. Porque algo pasa, algo se quiebra en la mente de Lina, dueña absoluta de esta película que, primero, se presenta con planos amplios, prístinos, y una fluidez mansa, para cambiar de tamiz una vez que su subjetividad alterada avanza y contamina la objetividad del registro. La mirada y los oídos de la película se tiñen, se obnubilan con los colores y los sueños, los febriles y los rimbombantes, de una mente en pleno naufragio.

Como pocos, Mumenthaler sabe escamotear fantasía en los pliegues del realismo. Habilita una constante sospecha sobre lo que vemos y, con sigilo, introduce zapatitos de colores estridentes en veredas rotosas, un ejercito de niños de uniforme detras una puerta cualquiera, o una muchacha vestida de color furioso en medio de la marea gris del vestuario porteño. Pinceladas dispersas tejen una atmósfera fantasiosa sutil que cubre como un velo donde antes amenazaba con dominar un espeso drama de interiores. Como en sus otros films, Mumenthaler es incapaz de anclar a los personajes en la angustia que los arrastra desde el pasado.

Generosa con la idea misma de la pérdida de la cordura, y jugando con la ley primera de la comedia, con elementos metidos donde no deberían ir, Mumenthaler supera cualquier realismo que cargue las tintas sobre la fractura con la que se paga el desarraigo. Asumiendo que nada, en verdad, es tan lineal, Las corrientes esboza algo muy verídico y muy difícil de filmar: la sinuosidad del tránsito del dolor, las sonrisas y los colores que saben relampaguear entre las lágrimas. Mumenthaler se anima a imaginar que, quizás, detrás de cada señal extraña, de cada momento de alteración, existe también la fuerza pujante de una posibilidad. Posibilidad de belleza, posibilidad de cariño, posibilidad de ver las cosas distinto para verlas mejor, posibilidad de que el agua no sea sólo un elemento de respeto, una metáfora de lo que nos arrastra, aleja y estanca, sino algo que acerca, que nos toca e iguala, porque, es sabido, la lluvia cae igual para todos.

TOMÁS GUARNACCIA

Ficha técnica

CP Alina film, Ruda Cine, RTS Radio Télévision Suisse
Dir Milagros Mumenthaler
G Milagros Mumenthaler
M Gion-Reto Killias, Julia Straface
DF Gabriel Sandru
DA Ailí Chen
V Simona Martínez
S Carlos Ibañez, Federico Esquerro, Denis Séchaud
E Isabel Aimé González Sola, Esteban Bigliardi, Claudia Sánchez, Ernestina Gatti, Jazmín Carballo, Sara Bessio, Emma Fayo Duarte

BIO

Milagros Mumenthaler nació en Argentina en 1977 y de muy pequeña se mudó a Suiza. Dirigió cuatro cortometrajes, que fueron seleccionados y premiados en numerosos festivales. En 2011, dirigió Abrir puertas y ventanas, su primer largometraje, que fue seleccionado para la Cinéfondation, la residencia del Festival de Cannes. La película recibió varios premios, entre ellos el Leopardo de Oro y el Leopardo a la mejor actriz en el Festival de Cine de Locarno, así como el Astor de Oro en el Festival de Cine de Mar del Plata.
Su segunda película, La idea de un lago, se presentó a concurso en los festivales de cine de Locarno, Busan, San Sebastián y Róterdam.
Las Corrientes es su tercera película.

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